Afiliación Morena: ¿fortaleza estructural o reto pendiente?

Por; León Espinoza

La campaña nacional de afiliación que Morena ha puesto en marcha es más que una simple actualización de su padrón. Se trata de un ejercicio crucial para medir la salud estructural del movimiento que, desde 2018, ha transformado el panorama político nacional. La afiliación no es un trámite burocrático; es un acto de identidad y compromiso con un proyecto de nación. A diferencia de los partidos tradicionales, Morena ha apostado por la organización desde abajo, por la fuerza del pueblo movilizado y consciente. Pero este músculo debe actualizarse, fortalecerse y mantenerse activo.

En los próximos meses, el partido enfrentará un doble reto: mantener su carácter de movimiento amplio y plural, y al mismo tiempo consolidarse como fuerza institucional con bases reales y militancia viva. En ese sentido, la campaña de afiliación se vuelve estratégica no solo para el fortalecimiento interno, sino también para enfrentar los desafíos electorales que ya se vislumbran rumbo a 2027.

La pregunta clave es: ¿Morena está preparada para volver a demostrar que sigue siendo el partido con mayor respaldo popular, ahora que los liderazgos se están renovando y las estructuras territoriales se ponen a prueba?

En Tlaxcala, el avance de la campaña de afiliación refleja tanto el terreno ganado como los retos pendientes. Con apenas el 40% de la meta estatal alcanzada, a cinco meses del plazo, el partido se enfrenta a una realidad clara: la maquinaria no puede confiarse. Morena gobierna en Tlaxcala, tiene mayoría en el Congreso local y presencia territorial, pero esto no se ha traducido aún en una movilización masiva de afiliación.

La dirigencia estatal, encabezada por Marcela González, tiene ante sí un reto mayúsculo. No solo debe acelerar el proceso logístico, sino también reactivar los comités de base, reforzar el mensaje político y asegurar que el proceso no se vuelva un simple requisito formal. La afiliación es también un termómetro: servirá para confirmar si Morena sigue siendo la primera fuerza en la entidad, o si los adversarios han ganado terreno en el ánimo ciudadano.

Marcela González, con experiencia política y capacidad de operación, tiene la tarea de articular a los liderazgos locales, activar a la estructura y convencer a quienes aún simpatizan pero no se han afiliado. La meta es ambiciosa, pero no imposible. Los próximos meses serán decisivos no solo para cumplir con las cifras, sino para demostrar que Morena sigue siendo, en Tlaxcala, el partido del pueblo y con el pueblo. La afiliación será la antesala de las definiciones del futuro político del estado.

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