Cáncer de mama: un síntoma de la normalización del olvido propio.
Por Liliana Becerril Rojas
Columna #RevolucionariaSocial
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Octubre es el mes de la lucha contra el Cáncer de Mama, una enfermedad que puede revertirse si se detecta a tiempo, cuando aún está surgiendo, pero que actualmente es considerada la primera causa de muerte entre las mujeres mexicanas.
De acuerdo con los profesionales de la salud, basta con una autoexploración constante de los senos para identificar si surge algún cambio considerable en la estructura de la glándula mamaria y que al hacerlo en la etapa precoz de la enfermedad se puede revertir con tratamientos que logren erradicar a las células cancerosas, evitando la metástasis a otras partes del cuerpo. Sin embargo, la carga cultural que la mujer hereda como parte de sus roles tradicionales impide que se dé la importancia necesaria para hacer algo tan básico y tan vital: autoconocerse. El autoconocimiento permite saber cuándo las cosas no están en orden en nuestro cuerpo, no solo en nuestras glándulas mamarias, sino en todo nuestro ser. Si podemos reconocer que hay cosas que no nos hacen bien, desde una rutina desgastante que no da la oportunidad del descanso, para relajarse, para darse un momento especial consigo misma, hasta una relación afectiva en la que no hay respeto, reconocimiento, atención y amor, entonces podemos establecer límites y considerar un cambio sustancial que nos brinde paz y desde la paz crear otra forma de vivir.
Esta lucha contra el Cáncer de Mama vas más allá de hacernos una mastografía al menos una vez al año, establece la necesidad de darnos la importancia que tenemos en nuestro entorno, porque somos pilares importantes de nuestras familias, de nuestra vecindad y nuestra localidad, de las actividades productivas que hacen posible que nuestra ciudad, nuestro estado y nuestro país tengan estabilidad. Es necesario darnos la atención necesaria, darnos esos minutos diarios para escuchar a nuestro cuerpo, para poner atención a nuestras emociones, para reasignarle la importancia que ameritan nuestros sueños, nuestros proyectos, nuestras inquietudes y darle el peso necesario a nuestros derechos como mujeres, como seres humanos, como personas que tenemos mucho para dar y que necesitamos aprender a recibir.
El olvido de nuestra importancia abre una senda dolorosa que nos conduce a la muerte, una muerte que se manifiesta en la difuminación de nuestra presencia, de la importancia que tiene lo que hacemos, lo que aportamos a nuestra familia, en la lucha diaria por hacer de nuestra sociedad un lugar estable y mejor. Nadie puede darnos el lugar que merecemos sino comenzamos por dárnoslo nosotras mismas.
Auto explorarnos es permitirnos conocernos, atendernos, amarnos y abrir un espacio propio para el crecimiento, el amor y la salud. Por eso es tan importante promover la cultura de la prevención, de la salud y de la sororidad. Una mujer que se atreve a ser feliz y a luchar por su bienestar es una fuente de inspiración para otras mujeres, para los hombres y para todos aquellos que conforman su círculo más cercano. Revirtamos al cáncer con su mismo principio: sanémonos desde dentro y extendámonos hacia afuera, contagiemos salud.