El límite del uso de la fuerza policial debe ser marcado por los derechos humanos: Serafín Ortiz.
- El investigador nivel II considera necesario que se regule el uso de la fuerza ejercido por las instituciones de seguridad ciudadana y por la fuerza armada que haga funciones de esta naturaleza.
Generación Press (Enrique Gasga); Tlaxcala; Tlax., 04 de Noviembre de 2020.- Sobre el tema del uso de la fuerza pública ejercido por las policías y de las fuerzas armadas con tareas de este tipo; el investigador nivel II y ex rector de la UAT, Serafín Ortiz Ortiz señaló que el límite que debe tener el uso de la fuerza policial debe estar marcado por los derechos humanos, además subrayó la necesidad de que esta práctica sea regulada.
En entrevista ofrecida a Telefórmula, Serafín Ortiz expresó: “el uso de la fuerza es la última alternativa que deben de utilizar las policías y las instituciones vinculadas a la seguridad ciudadana, y desde luego esta fuerza debe ser la última razón de su intervención, siempre que vaya direccionada esta intervención a la protección e integridad de las personas o habitantes que vulneren bienes jurídicos, o bien mantener el orden de la paz pública”.
Serafín Ortiz precisó: “Lo que tiene que establecerse es una cultura, en donde el sentido de la intervención de la fuerza policial sea regulado, sean normados estrictamente, y con esta ley ( la Ley Nacional para el Uso de la Fuerza de las Instancias de Seguridad pública) se prevé que se establezcan reglas generales, que regulen el uso de las fuerzas y de las instituciones de seguridad ciudadana, de la fuerza armada permanente que haga funciones de esta naturaleza, y desde luego también establecer reglas para el control y administración del equipamiento de la fuerza policial”, expresó.
Sin embargo, el académico y también ex titular de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, dejó establecida la necesidad del respeto a los derechos humanos como límite ante el uso de la fuerza pública.
“Nunca se había puesto énfasis en este cuidadoso uso de la fuerza, la racionalidad implica que no sea desbordante, ni desproporcionada y que el límite lo marquen los derechos humanos, como expectativa de respeto y protección de los mismos”, concluyó.