Reconstrucción social: una remisión espontánea.

Por Liliana Becerril Rojas 

Columna #RevolucionariaSocial  

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Enfrentamos tiempos difíciles porque las condiciones sociales ponen de manifiesto las consecuencias de minimizar las bases éticas que sostienen al ser humano. Hoy vemos a la violencia como una realidad dolorosa que aqueja a mujeres, hombres, niños, niñas y personas de la tercera edad.  

Hemos perdido el norte en nuestro mapa social, porque la pugna por el poder económico, el poder político y el poder social ha convertido a las personas en monedas de cambio, desde el clientelismo político hasta la trata de personas. Los delitos contra la salud ven en nuestra juventud una población susceptible de pervertir, truncando su presente y su futuro. Peor aún: hemos creído que todos estos problemas nos son ajenos solo porque, probablemente, no tenemos casos tan cercanos en nuestro entorno. Pero si sucede en nuestro estado, puede ocurrir en nuestra localidad y si sucede en nuestra localidad, puede suceder en nuestra colonia y si sucede en nuestra colonia, está mucho más cerca de lo que queremos ver.  

No se trata de vivir con miedo, sino de convertirnos en verdaderos agentes de cambio, dispuestos a revertir los daños que podemos identificar. No se trata de buscar culpables, sino de hacernos responsables de los cambios que necesitamos aplicar desde nuestro núcleo familiar, en nuestra cuadra, nuestro municipio y nuestro estado. De nada sirve señalar actos de corrupción si no estamos dispuestos a dejar de participar en ellos, porque abolir los actos corruptos nos obliga a conocer nuestros derechos, nuestras responsabilidades y asumir las consecuencias de nuestros actos. Nos exige ser íntegros en nuestro diario vivir. 

El único camino viable es abrazar con convicción aquella escala de valores que nos permita ver en nuestro prójimo nuestro propio reflejo. No hay fórmulas mágicas: es un trabajo diario basado en la educación de las nuevas generaciones en torno a los valores cívicos, dignificando a las personas y sus derechos. Es una educación que se imparte con el ejemplo. Hablemos de ser empáticos siendo empáticos; hablemos de honestidad a través de nuestros actos honestos. Hablemos del respeto siendo tolerantes con quienes piensan y perciben la realidad de modo diferente a nuestra propia concepción del mundo. Manifestemos la solidaridad haciendo nuestras las causas de las poblaciones en situación vulnerable e involucrémonos en la construcción de la sociedad que queremos ver. 

En medicina se conoce como remisión espontánea a la cura de enfermedades crónico—degenerativas como el cáncer, la diabetes o la hipertensión; es la forma en que los médicos llaman a los milagros. Nuestra sociedad está enferma y nuestra participación conjunta es la cura. Somos los agentes que hacen posible que suceda la remisión espontánea que tanto necesitamos. Somos capaces de escribir una nueva historia para nuestro estado y solo nosotros podemos hacer que el futuro sea nuestra promesa y no una amenaza.  

Reconstruyamos a nuestra sociedad y démonos una nueva oportunidad de vivir en las condiciones que merecemos. La revolución social se hace desde los principios éticos, el conocimiento y la acción. La revolución social es la gestión de la remisión espontánea.   —

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