Sororidad: un nuevo elemento de nuestra dinámica social.
Por Liliana Becerril Rojas
Columna #DignaRebeldía Fanpage Face: https://www.facebook.com/LilianaBecerrilR
Tw: @LiliBecerrilR
El discurso patriarcal bajo el cual hemos sido formados como sociedad establece que las mujeres no podemos estar juntas, bajo ninguna circunstancia, so pretexto de que competimos contra nosotras mismas en todo, para todo, por todo. El viejo esquema nos enseñó que el valor de una mujer se cifra a partir de su aspecto físico, su estado civil, de su papel como madre y la capacidad de adecuarse a las exigencias sociales que suponen abrazar los roles tradicionales como única esperanza de participar en la construcción de la sociedad. La inseguridad de nuestras fortalezas era una constante, por eso aprendimos a ver en otra mujer una amenaza.
Hoy soplan nuevos vientos y dibujamos nuevos horizontes posibles. Horizontes en los cuales las mujeres aprendemos a relacionarnos desde nuestras fortalezas, desde nuestras coincidencias, desde nuestras aspiraciones y, por supuesto, para satisfacer nuestras necesidades. Poco a poco vamos desmitificando los viejos argumentos que coartaron nuestras libertades. Nos damos la oportunidad de conocer nuevas perspectivas, de elegir otras posibilidades que suelen generar controversias, como el no querer casarnos, no desear la maternidad, priorizar el desarrollo personal y buscar la misma remuneración que se le asigna al hombre por el mismo trabajo desempeñado, así como abrir nuevos marcos legales para que nuestras aspiraciones sean una realidad.
La lucha de las mujeres por ejercer los derechos que tenemos como parte de una sociedad ha dado frutos, pues nuestras exigencias pasan de ser movilizaciones sociales que dan sentido a las consignas que se gritan en manifestaciones callejeras para convertirse en parte del marco legal que regula a nuestra sociedad. Los espacios que estuvieron reservados a los varones comenzaron a abrirse para que las mujeres pudiéramos aportar nuestro potencial y construir una nueva realidad. Y todo esto ha sido posible porque aprendimos a ser cómplices entre mujeres. Establecimos nuevas relaciones basadas en un valor de gran trascendencia: la sororidad.
Hablar de sororidad es hablar de la hermandad entre mujeres, en la que ya no hay competencia sino apoyo, en la que se abren caminos para que las demás puedan transitar libres, seguras y plenas. Es el reflejo propio en un rostro ajeno. Una mujer puede reconocer las virtudes de otra y sonreír porque se ve a sí misma brillando, porque ese brillo no la opaca sino lo hace más visible. Una mujer talentosa no es más una amenaza, es una aliada en el camino hacia la equidad.
Una sociedad que evoluciona experimenta el fruto de la sororidad el cual se manifiesta en la participación de las mujeres en los sectores que determinan el rumbo de la comunidad.
En la actualidad, Tlaxcala tiene a mujeres destacadas en puestos estratégicos, tanto en la política, en la economía, en la administración pública y la cultura, así como en los derechos humanos. Su participación crea condiciones más justas no solo para las mujeres, sino para todas las personas. La equidad de género comienza a darle forma a nuestra dinámica social, aunque aún es incipiente.
Comenzamos a crear un nuevo discurso, un discurso sororo, donde lo incluyente es que sumemos como mujeres y trascendamos como personas. Es un feminismo con perfume de igualdad que lo llena todo en nuestra sociedad. #DignaRebeldía #RevolucionariaSocial #LBR