Tlaxcala y todo México ¿Seguirán siendo paraíso de criminales?
Uno de los terribles flagelos que hemos padecido en Tlaxcala y en todo el país sin duda ha sido la creciente inseguridad, los múltiples delitos que a diario se cometen, y los cuáles han producido millones de víctimas que en la gran mayoría de los casos, si no es que en todos, no tienen la garantía de la reparación del daño, y sus victimarios no reciben castigo, esto ante la inacción de las autoridades y la indefensión de los cuerpos policiacos quienes con justa razón manifiestan que mucha de la culpa es por el nuevo sistema de justicia que no ayuda sino a los delincuentes, y el cual se implementó en el gobierno anterior; pero que apenas ayer el nuevo presidente ratificó su aplicación, y lo cual no augura nada bueno.
Un hecho reciente en Tlaxcala, lamentable como tantos y tantos que suceden a diario; es la golpiza que le dieron a una ex empleada del municipio de Españita presuntos familiares de un regidor de este municipio que por cierto había sido acusado por la víctima de abuso sexual y laboral; un caso emblemático de las deficiencias e injusticias implícitas en el nuevo sistema de justicia.
Y es que tras ser golpeadas brutalmente dicha empleada y su mamá por varios familiares de dicho regidor según denuncia desde el hospital por la propia víctima hecho por demás indignante, ni uno sólo de los agresores fue detenido; según explicó el propio procurador del estado, porque las lesiones en el nuevo sistema ya no es un delito grave, palabras más palabras menos.
Tlaxcala que en un tiempo fue uno de los estados más tranquilos y seguros, hoy sufre delitos de todo tipo; así como la comisión de nuevos delitos relacionados con el crimen organizado, y ahí está para que las autoridades no sigan diciendo que no hay crimen organizado en Tlaxcala, la reciente balacera a plena luz del día entre dos grupos de presuntos huachicoleros; eso sin contar el problema de trata que ha marcado por años al estado, y que las autoridades han sido incapaces de enfrentar; así como las desapariciones, ejecuciones, asaltos de todo tipo, etc, etc.
Y sin embargo, las autoridades ni garantizan la reparación del daño a las miles de víctimas en Tlaxcala y millones en todo el país; ni el castigo para los delincuentes.
Y es que es lamentable haber implementado un “sistema de justicia”, como el que se implementó en México con las circunstancias de criminalidad existentes; en donde por ejemplo para castigar a un criminal se le tiene que agarrar en el momento justo en que está cometiendo el delito, es decir, in fraganti, ¡ándale!, o las víctimas tendrían que avisarle antes a la policía, y con tiempo suficiente, que va a ser víctima de algún delito, y la policía entonces ya avisada pueda llegar justo en el momento en que la víctima está siendo agredida, ver la escena que además haya otros testigos y entonces sí aplicar todo el peso de la ley al criminal.
O más aún esperar a que el criminal le avise a la policía los puntos y horarios exactos en que va a cometer sus crímenes para que la policía pueda llegar a tiempo y presenciarlos para poder entonces actuar en consecuencia. Esto es totalmente ridículo, y obviamente esto sólo ayuda a los criminales.
Eso y el haber cambiado muchos delitos que antes eran graves a delitos no graves; ha permitido que miles y miles de criminales hoy sigan libres.
Pero lo peor es que mucha gente el primero de julio voto a favor de un gobierno diferente al PRI pensando en que con ello podían cambiar las cosas; sin embargo, el nuevo presidente Andrés Manuel López Obrador no sólo a título personal perdonó a todos los ex servidores públicos criminales con el pretexto de que no iban a caber en las cárceles; y qué hubiera abierto más; o al menos quitarles el dinero del erario público que se abrían llevado, pero sólo los perdonó.
Pero además también decidió continuar aplicando el mismo sistema de justicia; es decir, con las mismas deficiencias judiciales que permiten que los criminales sigan libres. Y hoy lo cierto es que, Tlaxcala y México, y no se ve que sea de otra forma, seguirán siendo un paraíso para los criminales.