La ciencia ficción en la pluma de Amado Nervo.
• El nayarita es considerado precursor de este género literario en México, el cual desarrolló a partir del conocimiento que tenía del mundo “Nuestra época es la de lo novedoso. El tren vuela… y el viento hojea los libros.
El cuento es la forma literaria del porvenir”, escribió Amado Nervo (México, 1970 – Uruguay, 1919) en el apéndice de su cuento El donador de almas.
El escritor, oriundo de Nayarit, es conocido principalmente por su poesía modernista, pero con frecuencia se olvida que también fue un autor prolífico en la narrativa, convirtiéndose en un referente de géneros como la fantasía, el horror y la ciencia ficción.
Las circunstancias sobrenaturales, lo fantasmagórico, la muerte y la religión fueron temas recurrentes en sus relatos, pero mostró especial interés en los misterios de la ciencia y lo que el futuro podría deparar. En el marco del 149 aniversario de su natalicio,
Raquel Velasco González, investigadora del Instituto de Investigaciones Lingüístico Literarias de la Universidad Veracruzana, comenta que la faceta del autor como narrador de ciencia ficción surge a partir del conocimiento que tenía del mundo “residiendo en Europa como corresponsal, es en donde reflexiona sobre los descubrimientos que detonarán algo mayúsculo en el futuro, y que ahora en el presente, se está viviendo”.
El poeta contrastó su humanismo con los avances científicos de finales del siglo XIX y principios del XX, preguntándose qué repercusiones tendrían para la humanidad y haciendo especulaciones.
“En sus cuentos y poemas hallaremos temas sorprendentes: el teléfono celular, la creación de la Comunidad Económica Europea y la caída de las grandes burocracias del Este, el control de ondas cerebrales, la criogenia, los viajes al espacio, entre otros tópicos científicos, tecnológicos y sociales”, afirma Hidalgo Pascal, editor web de la revista Ciencia Ficción Mexicana.
Amado Nervo es considerado pionero de la ciencia ficción en México. Fue con la publicación de La última guerra, en 1906, que el género se inauguró en el país y ubicó a Amado Nervo como un antecesor de George Orwell. Así lo afirma Rodrigo Mendoza, investigador y ensayista de ciencia ficción de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La última guerra es un relato corto que se desarrolla en un futuro lejano en el cual los animales se rebelan contra los humanos, quienes por años los han explotado. “Con una perspectiva evolucionista, Amado Nervo se pregunta si los humanos somos la cima de la pirámide evolutiva. En este cuento propone un escenario en el que la humanidad superó su naturaleza violenta y asumió una actitud pacífica.
No obstante, los animales evolucionaron a tal punto de tener una conciencia avanzada que les permitió conspirar para recuperar el mundo que en otro momento les había pertenecido por completo”, describe Rodrigo Mendoza.
El escritor nayarita insertó una visión crítica sobre la naturaleza destructiva de la humanidad la cual provocó su propia extinción.
El cuento tiene ciertas coincidencias con la novela La rebelión en la granja de Orwell, publicada en 1945: animales que tienen conciencia y se rebelan contra el “sistema opresor”; conspiraciones en espacios que los humanos evitan y un trasfondo crítico hacia el consumo y explotación desmedidos de los animales —que en ambos casos son una metáfora del obrero— y los recursos naturales.
Con La última guerra Amado Nervo creó un puente literario para la ciencia ficción mexicana que le ayudó a transitar exitosamente del siglo XIX al XX. Sin embargo, sería erróneo decir que el autor era un escritor de ciencia ficción “dura”, en el que predomina la descripción de la tecnología por encima de la forma literaria: “él era, sobre todo, un jugador, un ser lúdico que acomodaba sus temas y visiones a la intuición que tenía del mundo”, asegura Hidalgo Pascal.
Por su parte, Rodrigo Mendoza sugiere no perder de vista la narrativa de Amado Nervo, que además de versar sobre la ciencia ficción, también aborda el terror y lo sobrenatural: “Su producción poética es la que quizás ha moldeado su figura literaria, pero son sus creaciones cuentísticas las que encierran sus verdaderas obsesiones, tales como la posesión de cuerpos ajenos, el entendimiento pleno de la mente y su ferviente preocupación por lo que le deparaba el futuro a la raza humana”.