Lorena Cuéllar y la responsabilidad incumplida con más de mil 200 familias que perdieron a alguien por Covid-19.

Cuando fue Delegada del Bienestar en Tlaxcala calló ante la alta letalidad en hospitales federales.

¿Es acaso que el poder es más importante que la vida de los tlaxcaltecas?; ¿Es acaso el hecho de estar metida hasta el tuétano en un gobierno insensible y no poder o querer salir de él?, ¿Es arrogancia?, o simplemente ¿Cinismo o indiferencia?

Nos referimos a su postura ante el problema de salud más urgente en estos momentos en Tlaxcala y el mundo; y que durante su gestión en la Delegación del Bienestar, no sólo se le vio muy poco a la hoy candidata a la gubernatura de la coalición Juntos Haremos Historia en Tlaxcala; sino cuando se le preguntó ¿Por qué era tan alta la letalidad en hospitales federales de Tlaxcala?; sólo respondió con una sonrisa que raya en la perversión al decir: “Yo tengo otros datos” (que nunca reveló). 

Y qué pasa con el dolor de la gente; y qué pasa con tantos amigos, familiares, conocidos que ya no están; simplemente porque se equivocó la estrategia, o porque simplemente tenían que morir, o porque así lo dice el que manda, y se acabó.

Pero es algo tan terrible responder cuando no hay nada que responder porque si lo haces podrías ir en contra de la Cuarta Transformación; porque pudiendo hacer algo, o decir algo, ello representaba quizás ya no ser candidata o no tener el apoyo federal.

Entonces tú tienes que decidir, si te pones del lado de tu pueblo, del lado de los enfermos, del lado de los familiares de quienes han muerto porque no había medicamentos; o porque alguien decidió recortar el presupuesto y había que apuntalar los programas para las elecciones; porque son más importantes: el “Tren Maya”, “Dos Bocas”, “El aeropuerto”, porque es más importante la 4T que los cientos de miles de vidas que se pudieron salvar y no se hizo y no se hace (en Tlaxcala ya más de 2,000).

Entonces, había que decidir entre apoyar al pueblo o apoyar a la Cuarta Transformación, y la respuesta de Lorena es triste, pues ha preferido tener ese gigantesco pendiente que nunca podrá saldar: una terrible altísima letalidad en los más 1,200 fallecimientos que durante su gestión como Delegada del Bienestar en Tlaxcala se registraron (hoy más de 2,000); pero que no se conoció una gestión de Lorena para que hubiera más pruebas, más personal y equipo médico, más recursos ante el brutal recorte a la salud que ha hecho el actual gobierno federal.

Vamos, casi ni siquiera se le veía en los primeros meses de la pandemia.

Pero cuando al fin se hizo presente ante una multitud de medios de comunicación fue para anunciar su salida de la Delegación del Bienestar y manifestar sus aspiraciones a la gubernatura de Tlaxcala.

Entonces se le preguntó que al menos explicara la razón por la que tantos pacientes de Covid-19 estaban muriendo en los hospitales federales (IMSS e ISSSTE), si los hospitales que coordina el gobierno del estado reciben a muchos más pacientes que estos hospitales.

La respuesta desafortunada y triste fue que como su presidente, ella tenía otros datos; pero ahora todos sabemos que en efecto esas no eran las cifras reales; ya que INEGI habló después de las otras cifras que eran aún más terribles en el país.

¡Y claro que se pudieron salvar hasta el 70 u 80 por ciento de esas vidas! Pues ahí estaba lo que se tenía que hacer: pruebas y más pruebas para identificar contagios de Covid-19 y ponerlos en cuarentena antes de que esto se volviera algo terrible como se volvió.

Pero que podía hacer la entonces Delegada del Bienestar si sólo era una simple Delegada del Bienestar de Tlaxcala; acaso alzar la voz y exigir más medicamentos, más pruebas, más recursos para Tlaxcala ¿hubiera cambiado eso las cosas? , o ¿haber hablado con el presidente para tratar de sensibilizarlo?, ¿habría eso servido de algo?, ¿habrían llegado más recursos al estado?, ¿se habrían hecho más pruebas?

Quizás no; pero al menos se hubiera intentado; aunque eso le hubiera costado la candidatura a la gubernatura de Tlaxcala por Juntos Haremos Historia en Tlaxcala; pero su conciencia estaría tranquila y le hubiera mostrado a los tlaxcaltecas que era capaz realmente de solidarizarse con su pueblo y hacer lo posible por cumplir con su responsabilidad.

Pero finalmente decidió; y decidió hacer como si no pasara nada; de todos modos se iba a morir mucha gente, quizás pensó.

Y cuándo se le preguntó cuando aún era Delegada del Bienestar en Tlaxcala: Delegada, y ¿por qué está muriendo tanta gente de Covid-19 en el IMSS y en el ISSSTE?

Y entonces la cínica e insensible respuesta de Lorena Cuellar fue: “Como dijera mi presidente: Yo tengo otros datos”.

Obvio, esos datos nunca los han dado a conocer; ya que las cifras eran mucho más terribles, y fue hasta este año que INEGI reveló una cifra nacional de decenas de miles de decesos que no se han sumado a las cifras oficiales dadas diariamente por la Secretaría de Salud.

Y aquí no era sólo que se conociera que las autoridades sanitarias federales no estaban integrando las cifras reales de decesos por Covid-19; sino conocer por qué hay esa altísima letalidad en los hospitales; por qué México teniendo un sistema de salud mejor que varios países de Latinoamérica, por ejemplo, tiene una letalidad mucho mayor y atacar el problema.

Las protestas de personal médico del IMSS e ISSSTE en Tlaxcala ha dado una de las respuestas; no ha habido suficientes pruebas; los hospitales no han contado con suficiente equipo, protección ante posibles contagios, no han contado ni siquiera con los medicamentos suficientes y muchas más quejas de un personal al que prácticamente el gobierno federal dejó a su suerte.   

Ante todo esto, Lorena se mantuvo pasiva, no hubo al menos un pronunciamiento para pedirle al presidente apoyo para enfrentar estos problemas.

Y el premio a la insensibilidad y cinismo fue convertirse en la candidata a la gubernatura de Tlaxcala cargando a cuestas con más de 1,200 tlaxcaltecas a causa de Covid-19 de los cuáles quizás más de medio millar o más seguiría con vida de haber existido medicamentos suficientes, lugar en los hospitales, equipo médico suficiente, más pruebas de diagnóstico, entre otras cosas que se pudieron haber implementado.

Pero ya que él hubiera, no existe. Sólo queda el error, la ambición e insensibilidad y las lágrimas de miles de familias que ya no tienen a su lado para abrazarlos a sus hermanos, tíos, sobrinos, papás, mamás, abuelitos; hoy sólo tienen a una candidata que pese al dolor de esas miles de familias que han perdido a sus familiares, amigos o conocidos, deja ver su imagen con una amplia sonrisa esperando que el 6 de junio le regalen su voto a cambio de nada o casi nada.    

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